CAPILLA DEL SANTO CRISTO DE LA ESCUCHA (DEL OBISPO VILLALÁN)
Contigua a la capilla de San Indalecio (Patrón de Almería) está situada en el centro de la girola (el pasillo deambulatorio del Altar Mayor por detrás) se encuentra la capilla más antigua de la Catedral: La conocida como del Santo Cristo de la Escucha, pero aunque se encuentre en el frontal de la capilla en una hornacina el Santo Cristo de la Escucha, realmente es la capilla funeraria del obispo fundador de la Catedral-Fortaleza dedicada a la Encarnación, Fray Diego Fernández de Villalán, el 4º obispo de Almería que llegó en 1523 cuando hacía un año (1522) se había producido el fatal terremoto que había semidestruido la primera Catedral dedicada a la Anunciación situada en el núcleo de la Medina. La capilla del Santo Cristo de la Escucha es la más antigua e importante de la Catedral, es de finales del gótico y data del año 1528. Dicha capilla, una verdadera joya arquitectónica y artística, coincide con los inicios de la construcción de la Catedral que comienzan en 1525 pocos años después de la llegada de Villalán.
La imagen del Santo Cristo de la Escucha es una imagen de gran devoción y tradición entre los almerienses. Las primeras noticias del Santo Cristo de la Escucha se tienen en el pontificado de Fray Diego Fernández de Villalán ( 1523-1556). En 1556 el obispo Fernández de Villalán ordenó colocar en la capilla central de la girola la imagen porque su deseo antes de morir era el ser enterrado donde se encontraba la imagen, por la especial devoción que sentía hacía ella. Sobre la imagen antigua no existen testimonios escritos de su procedencia o si fue adquirida por él durante su pontificado. Lo que si es cierto es que se han escrito distintas versiones sobre su aparición y todas ellas envueltas en un velo de leyenda.
Entre las versiones más conocidas citamos la del cronista Florentino Castro Guisasola que en 1929 relataba que con la marcha de los moriscos tras la toma de la ciudad por los Reyes Católicos en 1489, unos cristianos viejos ocuparon una casa y primero fue el niño y tras él el resto de la familia quienes oían una voz constante: ¡Escucha! ¡Escucha!, tapiaron la estancia y se fueron de la casa, y al cabo de los años llegó una nueva familia cristiana a dicha casa y al ampliar una estancia derribaron el tabique de la misma y escucharon de nuevo ¡Escucha, Escucha!, derribaron el muro y descubrieron una faz ensangrentada, un Cristo en la Cruz que yacía tapiado en el muro.
Desde entonces se convirtió en una de las imágenes más devocionales con que contaba Almería por ser una imagen con gran tradición envuelta en un halo misterioso. La imagen salió por primera vez en Vía Crucis en la madrugada del Viernes Santo en 1929. La antigua imagen del Santo Cristo era una imagen de Cristo en la cruz sin más apoyo que los clavos que le desgarraban pies y manos, era un Cristo dramático y expirante.
En la Guerra Civil el Cristo es destruido y posteriormente el artista almeriense Jesús de Perceval en el año 1941 realiza una copia de la imagen donde supo plasmar a la perfección la expresión dolorida del original, cuidando al detalle los rasgos anatómicos y las huellas ensangrentadas de la Pasión del Señor. Tras esculpir Jesús de Perceval la nueva imagen los almerienses recuperaron el Vía Crucis del Viernes Santo con su tradicional imagen.
En el centro de la capilla se encuentra el sepulcro en alabastro blanco que simula al mármol, obra de Juan de Orea en 1560. El sepulcro se adorna en sus esquinas con animales fantásticos (bichas) presentando en sus lados menores escudos con las armas del obispo y en los lados mayores inscripciones latinas referentes a su figura. En la parte superior del sepulcro yace la figura del obispo Villalán portando en su cabeza la mitra apoyada en un cojín y con el báculo episcopal. A sus pies se encuentra protegiendo su cuerpo un perro alano que representa la fidelidad siguiendo la tradición medieval y aludiendo al patronímico de Villalán.
Si la capilla de Villalán, conocida como del Santo Cristo de la Escucha en su interior es la capilla principal y más antigua de la catedral, al exterior es un auténtico baluarte defensivo de forma octogonal, haciendo alusión a la estructura de Catedral-Fortaleza. Dicho baluarte está presidido por un sol antropomorfo “el mal llamado Sol de Portocarrero”, porque es el Sol de Villalán al tallarse durante su pontificado y Portocarrero es un obispo posterior, del siglo XVII, por tanto nunca puede ser el Sol de Portocarrero sino el Sol de Villalán, pero dicho nombre está muy extendido y popularizado y así es conocido. Es el emblema de la ciudad y el anagrama de la Universidad. El sol radiante que refleja la luz de Cristo y el triunfo del Cristianismo sobre el Islam se encuentra rodeado por una guirnalda circular formada por ramas y frutos unidos por cintas y esta artística guirnalda a su vez se encuentra rodeada por una gran cinta volada. El Sol se puede contemplar desde la calle Cubo y desde la Plaza de Bendicho.
Maribel García Sánchez. Licenciada en Historia del Arte.
FOTO: JOSACA.
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