miércoles, 11 de mayo de 2011

EL PUERTO QUE CREA UNA CIUDAD



EL PUERTO DE ALMERIA A LO LARGO DE LA HISTORIA

Durante la Edad Antigua, con las colonizaciones de griegos, fenicios y romanos, la bahía de Almería se convirtió en el espacio adecuado para el fondeo de los barcos que realizaban la ruta del Mediterráneo, recibiendo en dicho período el nombre de “Portus Magno”. En el entorno del actual puerto pesquero y rambla de la Chanca se llevaban a cabo las labores de almacenamiento y embarque de productos varios como salazones que abastecían a la ciudad de Roma y a muchas ciudades del Sur de Europa y Norte de África. Por otro lado, pequeños asentamientos y factorías de salazones romanos se encontraban en lo que con posterioridad sería el emplazamiento de la futura ciudad de Almería.

En el s. IX, la ciudad de Bayyana (actual Pechina) era un centro cultural importante y la cora administrativa que tenía un arrabal (barrio) marítimo presidida por Al-Mariyyat Bayyana (La atalaya de Pechina), la atalaya que defendía el barrio marítimo situada donde está el tercer recinto cristiano de la Alcazaba.

Posteriormente con el tiempo el barrio marítimo de Bayyana fue adquiriendo importancia fundamentalmente por el comercio marítimo que se realizaba en su fondeadero, ello llevó al Califa Abderramán III a la fundación de la ciudad de Almariyat (Almería) en el 955 (s.X), dado que era un enclave militar y comercial privilegiado. Pronto dicho fondeadero marítimo consolidó sus funciones portuarias y urbanas, convirtiéndose el puerto de Almariyat durante el periodo musulmán en uno de los más importantes del mediterráneo y durante los siglos X y XI el más importante de Al-Ándalus. Entre sus instalaciones importantes se encontraban las atarazanas, lugar de construcción de navíos y almacenes de pertrechos para equipar barcos. De dichas atarazanas solo queda el nombre de la calle que se encuentra situada en el Parque Nicolás Salmerón, junto al Centro de Interpretación Puerta de Almería que guarda en su interior un lienzo de la muralla califal litoral del siglo X, cimientos de la Puerta del Puerto y una factoría de salazones romanos.

El desarrollo del Puerto, favoreció el crecimiento de la medina (ciudad) creándose un importante núcleo de fabricantes de seda y numerosas hospederías, se construyó una Mezquita Mayor y la población gozaba de una gran prosperidad económica. El esplendor de Almería en el siglo XI favoreció el comercio, creándose un gran centro de industria y del saber en las artes y las ciencias.

Pero este esplendor dio un vuelco cuando en el año 1147 la ciudad fue conquistada por los ejércitos cristianos ordenados por Alfonso VII, que formaron coalición con genoveses, catalanes y castellanos, ocupando la ciudad durante diez años. La conquista que duró hasta 1157, tuvo como principal objetivo acabar con los piratas que se refugiaban en Almería y acabar con el desarrollo económico de la ciudad dado que suponía una competencia comercial para las ciudades mediterráneas. Finalmente las crónicas de la época relataban que esta conquista cristiana fue nefasta para la ciudad de Almería que cayó en una gran depresión económica, desfigurando su belleza y arruinando las edificaciones que formaban parte de la singular trama urbanística.

Tras la toma de la ciudad en diciembre de 1489 por los Reyes Católicos su pasado esplendoroso no volvió a repetirse, fundamentalmente al prohibirse el comercio marítimo con África y con la recién descubierta América. La escuadra se trasladará a Málaga que quedará asentada como base militar. Este decaimiento de la actividad comercial portuaria, unido a la expulsión de los moriscos, provocará el declive de un pasado de esplendor musulmán, unido a las continuas catástrofes naturales, como es el caso del trágico terremoto de 1522 que dio lugar al despoblamiento del núcleo primitivo de la ciudad: La Medina, desplazándose al arrabal de la Musalla (desde calle la Reina hasta Rambla Obispo Orberá).

A lo largo de la Edad Moderna, la bahía de Almería sufrió constantes ataques de piratas turcos que repercutió negativamente en el tráfico marítimo dada la inseguridad en la navegación por estas costas, ello motivó el levantamiento de torres de vigilancia.

La monarquía de los Borbones, supuso para Almería una recuperación económica, se mejoraron las defensas de la costa y se restableció el comercio marítimo. El Real Decreto de 1778 autorizó por primera vez que el Puerto de Almería pudiese realizar libre comercio con América y se planteó la realización de un muelle para el atraque de buques. A principios del siglo XIX la sociedad influyente de Almería se planteó la construcción de un puerto marítimo, siendo finalmente en 1847, tras numerosas vicisitudes, cuando se coloca la primera piedra del Puerto de Almería.



Artículo publicado en la Voz de Almería




Maribel García Sánchez. Licenciada en Historia del Arte.



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