martes, 26 de noviembre de 2013

Breve Historia de Almeria

El lugar que ocupa la actual provincia de Almería es, en palabras del prestigioso historiador y arqueólogo Luis Siret, "un impresionante museo natural". Ello se explica, en principio, por las tres culturas neolíticas que se dan en el territorio de la provincia, hecho que es único en nuestro continente: la de Almería, la de Los Millares y la de El Argar, con su aportación a la cultura campaniforme y celta. En el periodo clásico, son muchas las poblaciones íberas y las colonias fenicias y cartaginesas que cobran importancia en Almería. Es destacable la importancia de varias poblaciones ya en la Roma clásica, como las de Urci (junto a Villaricos), Abdera (Adra), Murgi (El Ejido), Baria (Vera) o Tagilis (Tíjola).
El puerto de la actual capital de Almería (Portus Magnus) ya era explotado y apreciado por los comerciantes del Lacio. El puerto de Almería fue en el siglo X uno de los principales puertos de la base naval del Califato de Córdoba. Con la muerte de Hixem II, se desmorona el Califato de Córdoba apareciendo los Reinos de Taifas en el siglo XI, en el que Almería se independiza bajo el mandato de Jairán. Sigue cobrando importancia, llegando a ser, como reino independiente, una de las taifas más prósperas. La ciudad tenía al menos quince puertas, que guardaban la entrada a una ciudad de cerca de un millón de metros cuadrados, laberíntica y abigarrada. De todas esas puertas, los contemporáneos destacaban por su belleza tres de ellas, que tenían un raro patio interior (en toda la España musulmana, sólo había dos ejemplos más de este tipo de puertas: una en Sevilla y otra en Granada).
Llegó a contar con 10.000 telares, que creaban maravillosos tejidos de seda, entre los que destacaban un “tejido de Almería” que era exportado a casi todo el mundo árabe. Las crónicas medievales destacan la actividad comercial de la ciudad y de la prontitud con que los almerienses hacían frente a los pagos. No sólo los tejidos, sino esclavos (Pechina y Verdún eran los comercios de esclavos más grandes de toda Europa), orfebrería y mármol (se han encontrado lápidas funerarias de mármol de Macael hasta en Nigeria) eran su fuerte.
 El puerto almeriense era uno de los más importantes del Mediterráneo en época califal, de taifas y con los almorávides. Estos últimos dieron cobijo a piratas, convirtiendo al puerto no sólo en la envidia sino, también, en el terror de sus enemigos. El investigador Florentino Castro Guisasola publicó en 1930 el libro El esplendor de Almería en el siglo XI. La Almería musulmana está presente en muchos textos medievales, como el Romance del Conde Arnaldo o Las Serranillas, del Marqués de Santillana. Los árabes también cantaron las magnificencias de la ciudad, como el sabio almeriense del siglo XIV, IbnJatima, en su libro Ventajas de Almería respecto a los otros países de España. Lo que se ha venido llamando siglo de oro de la ciudad rozaba su cénit cuando el Papa Eugenio III convocó una cruzada contra la ciudad. Cristianos del sur de Europa se reunieron para acabar con la cruel Almería, como la llamaban los juglares de la época.
En el sur de Francia, los romances comparaban Almería con una “piscina” que lavaría los pecados de aquellos que se unieran a la cruzada. El conde Ramón Berenguer de Barcelona, Alfonso VII de León, el rey García Ramírez IV de Navarra y Álava (nieto del Cid) o el gran duque Guillermo VI de Montpellier junto con genoveses y pisanos (que veían como una infranqueable competencia el emporio del puerto de la ciudad y que habían sufrido los ataques de su flota), se dieron cita ante las murallas de Almería. Cada uno traía entre sus huestes a lo más granado de la caballería europea, nombres protagonistas de romances medievales (como el conde de Astorga, Ramiro Flores de Guzmán, llamado la “Flor de las Flores” en el “Poema de Almería”, compuesto a raíz de la conquista). Tras una breve pero intensa resistencia, las murallas fueron asaltadas por doce puntos. Alfonso VII no quiso negociar paz alguna. De los habitantes de la ciudad, 10.000 pudieron huir milagrosamente hacia Murcia y 20.000 se refugiaron en la Alcazaba. De estos últimos, la mayoría de los varones fueron acuchillados. Alfonso VII, “el Sultancillo”, como le llamaban despreciativamente los almerienses, devastó Almería y destruyó sistemáticamente las industrias de la ciudad en 1147.
El botín fue repartido entre los soldados, si bien los nobles se llevaron la mejor parte. Los jefes genoveses se apropiaron del “Sacro Catino”, una gran fuente de esmeralda finamente tallada a seis puntas en la que, según la tradición, Jesucristo sirvió el cordero en la última cena. Alfonso VII se llevó partes de la gran mezquita, que depositó en el Monasterio de las Huelgas de Burgos, y ricos tejidos, con los que sería confeccionada la famosa casulla de San Juan de Ortega. El conde de Barcelona se llevó las espectaculares puertas de la Puerta de Pechina, forradas de cuero de buey y tachonadas con clavos de bronce, cuya última pista nos lleva a la capilla vieja de la Universidad de Barcelona. Tras diez años de dominio castellano, hasta 1157, los almohades lograrían recuperar la ciudad e intentan devolverle su antiguo esplendor, sin conseguirlo.
Los granadinos la hacen luego su puerto principal. Es destacable el asedio que volvió a sufrir en 1309 por parte de las tropas de Jaime II de Aragón, que no pudieron con la sólida resistencia almeriense. En esta época, Almería es el escenario de batallas, incursiones y razzias entre los cristianos de Murcia y los moros de Granada. Y en esta época probablemente tiene origen el dicho: Cuando Almería era Almería, Granada era su alquería.
 Durante el siglo XV, las luchas por el trono del reino de Granada se irán sucediendo, proclamándose rey de Almería Abdalá El Zagal, reinado que durará poco tiempo porque el 26 de diciembre de 1489, los Reyes Católicos conquistan la ciudad y El Zagal les entrega las llaves de Almería. Almería en época musulmana se dividía en tres barrios: El núcleo primitivo fue La Medina. El arrabal de Al-Hawd (El Aljibe), actuales barrios de La Chanca y Pescadería. El arrabal de La Musalla que se extendía desde la actual calle de La Reina hasta la Rambla Obispo Orberá.
 Al brusco deterioro de las prosperidad de Almería se añadió una sucesión de terremotos, dos de los cuales fueron terribles: el de 1518, que elimina para siempre la Vera musulmana, matando a todos sus habitantes, y el de 1522, que se dejó sentir hasta en las Azores, y que devastó Almería por completo, convirtiéndola casi en un solar y siendo la principal causa de la destrucción de la práctica totalidad de los edificios que los árabes habían levantado en ella, así como de la catedral antigua. Estos terremotos y la esquilmación demográfica hacen que apenas haya mención a Almería hasta la modernidad. Es en el siglo XIX cuando resurge su puerto debido a la extracción minera y la exportación de uva de Berja y Ohanes. Fue designada capital de la provincia homónima en la nueva reasignación de finales de este siglo.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Carmen de Burgos,Escritora Almeriense

Nacimiento 19 de diciembre de 1867 Níjar (Almería, Andalucía) Período siglo XIX y primer tercio del siglo XX Género novela Movimientos realismo y feminismo Carmen de Burgos y Seguí Colombine (Níjar, Almería, 19 de diciembre de 1867 - Madrid, 8 de octubre de 1932), fue una periodista, escritora, traductora y activista de los derechos de la mujer española. Se la considera la primera periodista profesional en España y en lengua española por su condición de redactora del madrileño Diario Universal en 1906, periódico que dirigía Augusto Figueroa. Firmó también como Raquel, Honorine y Marianela. Nació en Almería aunque vivió en Rodalquilar, Níjar, donde su padre, vicecónsul de Portugal en Almería, poseía tierras, minas y el cortijo La Unión, hasta que se casó a los dieciséis años con Arturo Álvarez Bustos. Éste era hijo del gobernador civil de Almería, quien además tenía en propiedad la tipográfica que imprimía el principal diario de la capital, lo cual permitió a Colombine familiarizarse con el mundo de la prensa desde pequeña. En junio de 1895 obtiene la titulación de maestra de Primera enseñanza elemental y en 1898 la de Enseñanza Superior, en Madrid. En 1901 obtiene plaza mediante oposición en la Escuela normal de Maestras de Guadalajara. Ese año muere su hijo y decide abandonar a su marido y comenzar una nueva vida independiente con María Álvarez de Burgos, su otra hija, destacando como periodista, corresponsal de guerra, escritora, ensayista y traductora. Permanecerá en la ciudad castellana hasta 1907. Fue pareja del también escritor Ramón Gómez de la Serna durante veinte años, en los que se relacionó también con Galdós, Blasco Ibáñez, Cansinos Assens, Juan Ramón Jiménez, Tomás Morales, Alonso Quesada, Julio Antonio, Julio Romero de Torres, Sorolla, etc. Se la considera una de las primeras defensoras del papel social y cultural de la mujer. Defendió asimismo la libertad y el goce de existir. Independiente a ultranza, creyó en un mundo mejor y fue una temprana "feminista", aunque ella odiaba ese término, y republicana, solian llamarla carmensita. Murió en 1932, al poco de intervenir en una reunión del Círculo Radical Socialista. Obra Trabajó en El Universal, del que fue su primera redactora, y para El Heraldo de Madrid. Cubrió diferentes episodios de la Guerra de Marruecos en 1909, como una de las primeras mujeres corresponsales de guerra de la historia de España. Maltratada por los críticos y escritores que parecían recelar de su libertad, su eminente importancia como escritora fue relegada y reducida a la condición de "amante" de Ramón Gómez de la Serna. Entre sus novelas más conocidas se encuentra Puñal de claveles, escrita al final de su vida y basada en el suceso conocido como el crimen de Níjar que tuvo lugar en 1928 en el Cortijo del Fraile, en los Campos de Níjar, y que fue una de las inspiraciones con que contó Federico García Lorca para sus Bodas de Sangre. Se hicieron conocidas además sus conferencias, dadas en el ámbito del movimiento feminista, como La misión social de la mujer, pronunciada en 1911 y La mujer en España. Otras obras suyas, a las que hay que sumar decenas de artículos, fueron: Notas del alma, (colección de coplas populares) Los inadaptados El anhelo El abogado El artículo 438 Cuentos: El tesoro del castillo Cuentos de Colombine En la guerra Honor de familia

Francisco Villaespesa Martín,Poeta Almeriense.

Francisco Villaespesa Martín (Laujar de Andarax, Almería, 15 de octubre de 1877 - Madrid, 9 de abril de 1936), poeta, dramaturgo y narrador español del Modernismo. Nació en la Alpujarra, Almería, un quince de octubre, no un catorce, como se suele creer; este paisaje impregnado de historia y exaltador de los sentidos marcó profundamente su obra; en su homenaje la Biblioteca Pública Provincial de Almería, sita en la capital, lleva su nombre. Inició estudios de Derecho en la Universidad de Granada, pero a los 20 años, en 1897, los abandonó y marchó a Málaga, donde se unió a la vida bohemia de Narciso Díaz de Escovar, Ricardo León y Salvador González Anaya. Ese mismo año continuó su vida bohemia en Madrid, donde subsistió dedicado al periodismo y colaborando en numerosas revistas y diarios. Allí frecuentó las tertulias (Café de Levante y Fornos), donde conoció a Eduardo Zamacois, Alejandro Sawa, Catarinéu, Fernández Vaamonde y a todos los demás del grupo de la revista Germinal donde publicó sus primeras obras. Dio a la imprenta su primer libro de poemas Intimidades (1898) y conoció a su futura esposa, Elisa González Columbio, que moriría en 1903 y le inspiró algunos de sus libros más queridos, por ejemplo Tristitiae rerum (1906). Fundó revistas de corte modernista como Electra, La Revista Ibérica y La Revista Latina. El gran éxito de su pieza El alcázar de las perlas (1911) le abrió las llaves del teatro. Viajó por Portugal e Italia y se estableció durante más de diez años en América Latina; allí conoció a multitud de poetas y miembros de la intelectualidad local. Admirador del poeta nicaragüense Rubén Darío, fue su mejor y más fiel discípulo en la estética del Modernismo que ambos procuraron impulsar en España. Fue un poeta de obra torrencial y extensísima: más de cincuenta libros de poemas publicados y varios inéditos. También escribió varias novelas, y piezas teatrales tan populares como El alcázar de las perlas (1911) o Aben-Humeya (1913); su teatro es en su mayoría de naturaleza histórica, y en él domina la gran escenografía y el lujo formal. Sus primeros poemarios (Intimidades, de 1898) y Luchas, de 1899) presentan fuertes reminiscencias del Romanticismo tardío de José Zorrilla (musicalidad, temas orientales) y del Colorismo de Salvador Rueda. Con La copa del rey de Thule (1900) se insertó decididamente en el Modernismo, de cuya renovación poética fue el más temprano portavoz y principal artífice. En efecto, invitó a Juan Ramón Jiménez a ir a Madrid a "luchar por el Modernismo" y, como éste más tarde le recordaría, fue "el paladín, el cruzado, el púgil del modernismo". No obstante, a pesar de la importancia capital que logró adquirir en el contexto literario del novecientos, la obra del poeta, dramaturgo y novelista almeriense ha llegado hasta nuestros días difuminada por el olvido de los lectores y la escasa atención editorial y académica que ha venido padeciendo durante décadas. Sus libros más importantes coinciden con los primeros años de siglo. A partir, aproximadamente, de 1906 surge en sus versos una nota orientalista que explotará hasta la exageración. Entre otros libros poéticos destacan Bajo la lluvia, 1910; Los remansos del crepúsculo, 1911; Andalucía, 1911. En la capital amista con Antonio Ledesma Hernández y Francisco Aquino y colabora en la prensa almeriense: La Crónica, La Provincia, El Ferrocarril. En una segunda etapa madrileña empieza a publicar en Revista Nueva y La Vida Literaria, además de afrontar la dirección de El Álbum de Madrid; se relaciona con Pío Baroja, Azorín, Ramiro de Maeztu, Valle-Inclán, Jacinto Benavente, Mariano Miguel de Val, Salvador Rueda, Amado Nervo y el mismísimo Rubén Darío. Aquejado de arterioclerosis, de insuficiencia gástrica y de hipertensión, entre otros achaques, enfermó gravemente en 1930 cuando se hallaba en Brasil, y volvió a España, donde sus males se agravaron en 1933; falleció en 1936.

Francisco Aquino Cabrera,Poeta Almeriense.

Francisco Aquino Cabrera, más conocido como Paco Aquino, fue un poeta español nacido en la ciudad de Almería (España) en 1868. Perteneció a una generación de escritores y poetas almerienses de gran éxito a nivel nacional, a la que pertenecieron también Francisco Villaespesa, Antonio Ledesma o José Durbán Orozco, de los que fue amigo. Con este último y Miguel Jiménez Aquino publicó en 1890 una colección de cincuenta sonetos, Flores de la Alcazaba'. En 1893 participa en la lectura de poemas celebrada en homenaje a José Zorrilla y Moral, fallecido en febrero de ese año. En 1896 participa en la tertulia de La Trastienda que reúne a los principales literatos almerienses. En 1899 participa en la velada que celebra la inauguración del ferrocarril Linares-Almería que por fin conecta la capital almeriense con Madrid, de la que se hace eco en la capital Francisco Fernández Villegas, Zeda, en las publicaciones Vida Nueva y La Época. En 1899 publica el libro de versos Tinta en balde, y el año siguiente, 1900, el libro de poemas Sensaciones, editada por la librería de Fernando fe de la capital española, prologada por José Jesús García y comentada por Leopoldo Alas, Clarín, desde Madrid Cómico. De la mano de Villaespesa, conocerá las tertulias literarias de Madrid. En 1904 participa en otra velada poética, organizada por la Federación Local de Sociedad Obreras, de la que da cuenta Carmen de Burgos, Colombine, en sus memorias. En 1912 aparecerá Al vuelo, libro póstumo prologado por David Estevan.

José María Martínez Álvarez de Sotomayor,Poeta Almeriense.

José María Martínez Álvarez de Sotomayor (Cuevas del Almanzora, Almería, 28 de septiembre de 1880 - ibídem, 20 de mayo de 1947),Poeta. Era el segundo de los tres hijos que nacen del matrimonio entre Pedro Martínez Soler y Teresa Álvarez de Sotomayor Flores, es bautizado el 2 de octubre en la iglesia parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación. Pertenecía a una familia, la materna, con larga tradición, tanto en el terreno militar como en el artístico. . Sobre los primeros años del poeta apenas hay datos datos. Los recuerdos de su infancia quedan reflejados en el poema «Inocencia». «De allá mi infancia remota lo que a mi recuerdo llega con más profunda emoción de dulzura y de pureza es el tiempo en que mi nombre lo ignoraba mi inocencia». El poeta decía de su infancia: “Pues verá: cuando yo era aún pequeñito, me entretenía en escribir a mis compañeros de colegio en verso. La facilidad con que entonces lo desarrollaba me inclinó a lo que después habla de ser mi distracción favorita, y que luego, andando el tiempo, se habría de convertir en una pasión insuperable. Todavía conservo, como prueba de mis primeros trabajos, unas cuantas cartas que por mis antiguos compañeros me han sido entregadas, para así mejor reme¬morar mis primeros pasos por la literatura.”. Se sabe que estudió en el colegio de enseñanza privada «Nuestra Señora del Carmen» donde el 27 de septiembre de 1890 realiza el examen de la primera enseñanza, obteniendo la calificación de «Sobresaliente» Este mismo año de 1890 inicia los estudios de Bachillerato, examinándose en el Instituto de Segunda Enseñanza de Almería. Durante los cinco años en los que se dedica a estos menesteres (1890-1895), logra unas calificaciones más que notables. El 29 de junio de 1895 realiza los ejercicios para obtener el Grado de Bachiller. A pesar de sus éxitos en los estudios, Sotomayor no los prosigue en la Universidad, sino que se decide por la carrera militar, siguiendo la antigua línea castrense de la familia. Ingresa en la Academia Militar de Toledo, pero apenas permanece en ella dos o tres meses. Cuando se encuentra sometido a la férrea disciplina del Ejército, se da cuenta de que ése no es su camino, y abandona Toledo poco antes de que finalice el siglo. El poeta, reconoce que las armas no son su fuerte, y, de la capital del Tajo, se traslada a la capital del Manzanares. De su estancia en Madrid sólo se sabe que llevó una vida bohemia, formando, junto a unos amigos, una estudiantina que recorría los cafés. Se mantiene de lo que logra recaudar de estas actuaciones y del dinero que, desde Cuevas del Almanzora, le manda su madre. Precisamente, es a su madre a quien le dedica el poema: «Un año hace que el viento llevóse al infinito tu hálito postrero, mi única ilusión» Refiriéndose, claro es, a la muerte de la madre. Teresa muere en 1907, es forzoso pensar que este poema sea de 1908. El 1 de enero de 1905, contrae matrimonio, en Cuevas del Almanzora, con Isabel Márquez Gómez, la «fuente de los cantares» del poeta, a quien dedicará el libro que lleva su nombre. Viven primero en la plaza de la Constitución, número 15, donde nace el único hijo, Pedro José. En 1912, se trasladan a la calle de la Rambla, a una casa propiedad de los padres de Isabel. En primavera y otoño, Sotomayor se recluye en su cortijo de Calguerín, hoy, por desgracia, práctica mente destruido, y de claras reminiscencias moriscas. Allí escribía y recibía a los amigos con los que charlaba hasta la madrugada. Don Pepe Soto, como le llamaban en Cuevas del Almanzora, era visto en el pueblo como una persona extravagante, rara, que vivía fuera de la norma social de la época y de las costumbres «provincianas». Sin embargo, tenía un aspecto bonachón, era hablador y aficionado a las tertulias, de las que, sobre todo en el Casino del pueblo, era centro y principal animador. . En su primera época, solía llevar un “fez” (Tarbush) con la media luna, levita, fajín morado, y calzado con pantuflas, como puede verse en alguna fotografía (18). Esto enlaza con su gusto por lo árabe, característico de su primera etapa poética. En 1913 ya ha publicado Mi Terrera, su primer libro, con el seudónimo de Abén Ozan el-Jaráx. En el prólogo a esta obra, declara: «Yo soy el Kalifa, el Sultán de este reino, morada de mis quimeras, donde obedecen a mi mandato legiones de huríes y fantasmas y del cual son las huertas de Calguerín jirones desprendidos de él para embellecer con sus aromas, su alegría y su luz, lugar tan olvidado de las gentes». Como tal Kalifa, «se propone organizar la hacienda pública creando el impuesto de cédulas personales, moneda, billetes de Banco, sello de correo, títulos, condecoraciones, así como la publicación del «Boletín Oficial de mi Imperio». Llegó hasta tal punto su afición por esta cultura islámica que, siendo accidentalmente Secretario del Juzgado Municipal, no cobraba nada a las personas que inscribían a sus hijos con un nombre árabe. En estos años, en Europa se está desarrollando la Primera Guerra Mundial. Ante este conflicto, Sotomayor sostiene una postura ambigua, mientras el país se divide entre aliadófilos y germanófilos. Por un lado, como Kalifa, declara «la neutralidad armada» por otro, como poeta, compone versos como el soneto, titulado «Del Combate». En 1921 durante el mes de marzo viaja a Madrid, como era ya su costumbre dos veces al año (primavera y otoño) para encontrarse con escritores y perio¬distas de la capital del reino, y aprovecha este viaje (como haría también en otras ocasiones), para publicar su primer libro de poesías dialectales, Rudezas, que fue su primer éxito literario de carácter nacional. Políticamente, don Pepe Soto, durante la época de la dictadura de Primo de Rivera, fue miembro de la Junta de Defensa de Cuevas del Almanzora. A partir de 1931, defendió la causa republicana, componiendo, con motivo del tercer aniversario de la proclamación de la República, un apasionado poema. En noviembre de 1932 se da el nombre de "Poeta Sotomayor" al Grupo de Escuelas Graduadas de Niñas. Realiza varios recitales, muchos de ellos "de circunstancia", en Cuevas y ciudades limítrofes. Esto da una idea de la actividad intensa de recitales que desplegó el poeta en esta década. En 1934 se inscribe como militante del Partido Radical. El 8 de septiembre es declarado hijo adoptivo de Adra, después de su recital de poesías de Rudezas y Alma campesina en laFiesta de la Poesía. En febrero de 1936 se celebran elecciones, y el poeta colabora con la C.E.D.A. a pesar de su anterior creencia radical. El 9 de abril muere el poeta Francisco Villaespesa a quien Sotomayor admiraba sin reservas. A Villaespesa dedica varios poesías durante su vida y con él participa en actos y homenajes. El poeta, más famoso y experimentado, le aconsejó varias veces salir de Cuevas y lanzarse al mundo. Nunca lo hizo. Lo cierto es que la muerte de Villaespesa conmocionó a nuestro poeta tanto que le escribió un personalísimo poema que publicaria más tarde en su libro Isabel. El 20 de diciembre de 1938 muere Isabel de cirrosis hepática. El poeta hace dos promesas: dedicarle un libro de poemas y regalar una campana a Cuevas con el nombre de Isabel en relieve y una inscripción. Cumple una y otra. El día 1 de abril de 1939 termina la Guerra Civil. Durante este año, sufre persecución en Cuevas a causa de su poema al Batallón Floral por parte de jóvenes falangistas que arrojan su retrato desde el balcón del Ayuntamiento, y simulan su ahorcamiento en la plaza, delante del Ayuntamiento. Al mismo tiempo, su hermano Alberto es condenado a muerte. (El poeta y su hermana Ana Manuela consiguen que se conmute la pena capital por la de 30 años de cárcel). El 10 de abril de 1940 el poeta se casa en segundas nupcias con María Josefa Mula Sangerman. En 1944 publica Los caballeros del campo e Isabel en Madrid, y en 1946 Místicas. En 1947 publica en también en Madrid su Romancero del Almanzora, que es recibido elogiosamente por la crítica local y alguna nacional. Gran parte de su obra fue dedicado a su "patria chica" Almería, sin duda es uno de los personajes más influyentes dentro del regionalismo almeriense. Sotomayor muere ese mismo año en su pueblo natal de un cáncer de vejiga, a los 67 años. Es mi deseo que se me entierre en horas de madrugada para que no vayan tras de mi cadáver los que me zahirieron y mortificaron sin un halago en la vida, por el sólo delito de haber sido el poeta que más ha cantado la tierra de su cuna.